martes, 19 de enero de 2010

Los ratones a veces son coloraos

Por fin ayer 18 de enero de 2010 se emitió en Canal Sur la entrevista de Jesús Quintero al Juez Serrano, tras conseguir las preceptivas bendiciones de la autoridad correspondiente, quien prescribió que tras él se debía entrevistar a una magistrada especializada en violencia de género, María Tardón.
Las entrevistas fueron visibles por todo el mundo mundial gracias a que Canal Sur emite su programación en directo también en su web. Así los que estamos alejados de aquella zona pudimos presenciar las actuaciones de los tres: Francisco Serrano, María Tardón y Jesús Quintero, un tipo curioso al que yo había escuchado por la radio. Nada más verlo entendí aquello de "el loco de la colina", es un tipo de lo más curioso. Claro que hoy no toca hablar de Jesús Quintero.
Francisco Serrano comenzó nervioso, hablaba rápido, las palabras se le atropellaban e incluso en alguna ocasión se trababa. Iba allí convencido de que lo que defiende es defendible y que sus reivindicaciones son justas, pero también un poco atemorizado (incluso lo reconoció) por las presiones que está sufriendo. Hizo concesiones a la galería, como reconocerse feminista, que denotan su falta de tablas en el complicado entramado de la comunicación de masas. Su nerviosismo se fue templando conforme avanzaba la entrevista, y eso que el entrevistador no se lo puso fácil. Habló de la igualdad real, de la necesidad de distinguir entre quienes maltratan a las mujeres de los hombres que pasan una noche en el calabozo y que después tienen que demostrar su inocencia, de causas de las rupturas de pareja, de denuncias falsas y contó algunos casos que había observado en su vida como juez, además de recordarnos que dos hombres habían perdido la vida en 2010 asesinados por sus parejas. Por supuesto, también intentó hablar de su libro, que ocupó la pantalla durante algunos segundos. En mi criterio nos habló desde la sinceridad de quien sabe que defiende una idea justa, equitativa, real, y que se encuentra con la resistencia numantina de quien se beneficia de ella. Porque, y esto es muy importante, también nos recordó que hay bastantes organizaciones que se financian por número de denuncias, y que el tema de la violencia de género mueve mucho dinero.
María Tardón lo tenía más fácil. Su entrevista fue grabada después de la de Francisco Serrano. Apareció con un aire beatífico, un discurso pausado y una aparente tolerancia que parecía más una pose que algo real, como si estuviese entrenada a torear con estas situaciones. No criticó a Francisco Serrano, o al menos no lo hizo directamente, sino mediante comentarios al estilo de "lo que ha dicho me ha chocado". Nos habló de datos, de estudios que realizan ellos, los expertos en violencia de género, donde se ve que prácticamente no hay denuncias falsas (curioso en alguien que declaró que el 50% de las denuncias se sobreseen, faltan pruebas o son retiradas). Obviamente, eludió informarnos de que los datos sobre violencia contra hombres dejaron de publicarse oficialmente casi desde que el PSOE llegó al poder, y de que los estudios sobre violencia de género, por definición, sólo recogen los datos referidos a agresiones a mujeres, por lo que se niega la violencia contra hombres, ni sobre por qué la cifra de suicidios en varones es tan alta, ni sobre el informe de 58 estudios que mencionó Francisco Serrano en el que se ve que la violencia en la pareja es bidireccional. Habló de diferenciar la violencia en la pareja de la de género, y tuvo la ocurrencia de afirmar que las agresiones a los hombre están adecuadamente cubiertas por el ordenamiento jurídico, sugiriendo que es necesaria una legislación específica para las mujeres. Su labor fue de defensa a ultranza de lo que más cuestiona Serrano: El concepto de violencia de género, como violencia que se ejerce contra las mujeres por el mero hecho de serlo.
Supongo que María Tardón, para quien no conoce el tema, pudo resultar más convincente que Serrano, pero no por el peso de la razón, sino por el que le da todo un entramado teórico construido sobre una ideología masivamente aceptada en la sociedad española, por su aire beatífico, por su tranquilidad al expresarse, incluso por lo bonito de sus ojos.
Gracias, Francisco Serrano, por dar la cara por nosotros, por defender nuestros derechos, por renunciar a la vida fácil para ser nuestro mirlo blanco.

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