lunes, 24 de diciembre de 2018

Fallecimientos relacionados con la violencia en España en 2016

Datos extraídos del INE.  He incluido los envenenamientos y los otros accidentes porque... quién sabe. ¿Hace falta comentarlos? 

Supongo que será por el patriarcado ese.

Resultados nacionales

Defunciones por causas (lista reducida) por sexo y grupos de edad
Unidades: Personas

  Todas las edades
  2016

096  Otros envenenamientos accidentales
    Total 180.     Hombres 126    Mujeres 54


097  Otros accidentes
    Total 2.502.    Hombres 1.380     Mujeres 1.122


098  Suicidio y lesiones autoinfligidas
    Total 3.569     Hombres 2.662     Mujeres 907


099 Agresiones (homicidio)
    Total 282.     Hombres 178     Mujeres 104


100  Eventos de intención no determinada
    Total 33.    Hombres 23     Mujeres 10


102  Otras causas externas y sus efectos tardíos
    Total 71.    Hombres 51     Mujeres 20

martes, 18 de diciembre de 2018

Vox y el tuit sobre violencia





La entrada en el poder andaluz de Vox, con Francisco Serrano al frente, ha supuesto un soplo de aire fresco en una política nacional que se hundía sin remisión en los planteamientos de izquierda radical de Podemos y de un Psoe que sigue sus pasos, no sabemos si porque los necesita como aliados o porque su línea política comulga con ello. Más allá del ideario de Vox, tan respetable como cualquier otro porque en democracia hemos de respetar todo tipo de discursos siempre y cuando no se plasmen en actos delictivos o violentos, un punto central de su planteamiento es la abolición de la polémica ley de violencia de género, la única aprobada por unanimidad en el Parlamento en todos nuestros años de democracia, y que ha sido ratificada por el Tribunal Constitucional como no contraria al artículo 14 de nuestra Constitución, por sorprendente que parezca. Esta ley establece que hay una violencia contra las mujeres por el mero hecho de serlo porque vivimos en un patriarcado, una organización social en la que los hombres ostentan el poder y lo ejercen para dominar a sus mujeres. Francisco Serrano, la cabeza visible de Vox en Andalucía, juez al que se dice que se apartó de su actividad por alargar la custodia de un menor durante un día más de lo esperado, criticado por los círculos feministas de género por sus polémicos tuits y por no callarse la boca ante ese discurso dominante anti-masculino que parece invadirlo todo y que parece llevar implícita la idea de que los hombres somos todos unos patriarcas agresores de nuestras mujeres por el mero hecho de ser hombres, es hoy por hoy una fuente de esperanza para no pocos hombres que no nos identificamos ni con el presunto rol patriarcal que al parecer hemos de desempeñar ni con los postulados ideológicos del género.
Los círculos afines al poder, ese poder que está pactando con los nacionalismos que intentan desintegrar la unidad territorial de España que tanto ha costado mantener a lo largo de los siglos desde la época de Isabel y Fernando para acá, que quita a hombres de puestos de responsabilidad para poner a mujeres por el mero hecho de serlo, que establece cuotas sólo cuando ellas están en inferioridad pero no cuando lo están ellos, que siente sarpullidos cuando escucha hablar de custodia compartida y que heredó la costumbre del otro gobierno socialista de no publicar los datos estadísticos de hombres asesinados por sus parejas mientras lanza a los cuatro vientos los de las mujeres que lo han sido por sus compañeros o excompañeros sentimentales, critican a Vox por ser un partido ultraderechista, y aprovechan cualquier ocasión para atacar su ideario y sus planteamientos, supongo que muchas veces sin haberlos leído, simplemente porque se han convertido en un actor irreverente y con ideología propia en una escena política dominada por el buenismo izquierdista. Les han acusado de totalitaristas y fascistas sin saber qué es lo uno ni lo otro porque si lo supieran se darían cuenta de que, con sus acciones e ideario actual, no son ni lo uno ni lo otro. Y sospecho que, más allá de planteamientos como disolver los Parlamentos autonómicos que es constitucionalmente imposible, lo que molesta de Vox no son esos planteamientos utópicos sino su carácter abiertamente crítico con la ideología de género que, no lo olvidemos, es eso, ideología por mucho que se haga un uso aprovechado de las estadísticas y se nos pretenda revestir de cientificidad.

La penúltima, porque seguro que ya hay alguna más, es la reacción que ha suscitado un tuit de Vox Zamora tras el fallecimiento de la profesora Laura Luelmo, asesinato en el que todos los indicios apuntan a que fue realizado por un psicópata, uno de esos pocos individuos capaces de disponer de la vida ajena para la satisfacción de sus bajos instintos. Según publica el periódico de la localidad de nacimiento de Laura Luelmo (https://www.laopiniondezamora.es/zamora/2018/12/18/tuit-vox-zamora-laura-luelmo/1132038.html), Vox Zamora ha publicado el siguiente tuit: Gracias a los gobiernos del @PPopular y @PSOE ,en #España tenemos una ley que favorece a los delincuentes y perjudica a las víctimas. Descanse en Paz #lauraluelmo". El revuelo que se ha creado en las redes sociales ha sido gigantesco hasta el punto de haberse convertido en trending topic. Y yo me pregunto qué es lo que han dicho estos individuos para merecer la excomunión. Porque el presunto asesino de Laura estaba en libertad después de haber atentado contra la vida de otras personas, porque esta chica salió a pasear y se encontró con la muerte, porque no creo que ese individuo se mereciera la libertad de que disfrutaba y porque víctimas de la violencia, sea del tipo que sea porque violencia no hay más que una como dicen en Vox por mucho que les moleste a esos de extrema izquierda, somos todos en un momento u otro.
Parece cierto, con los datos estadísticos que tenemos a mano, que las mujeres mueren más a manos de sus parejas o exparejas que los hombres. Pero, ¿quiénes mueren más de forma violenta? Se me ocurrió hacer una búsqueda en el Instituto Nacional de Estadística que conoce estos datos, y me encontré con los de dos mil dieciséis. Supongo que os imaginaréis que si nos ponemos a analizar victimas el número de hombres que mueren de forma violenta supera ampliamente al de mujeres, pero eso no le importa a nadie porque al final son una panda de patriarcas que al parecer se lo merecen por el mero hecho de serlo.

Por si no conocíais los datos, aquí los tenéis:

Resultados nacionales

Defunciones por causas (lista reducida) por sexo y grupos de edad
Unidades: Personas

  Todas las edades
  2016

096  Otros envenenamientos accidentales
    Total 180.     Hombres 126    Mujeres 54

097  Otros accidentes
    Total 2.502.    Hombres 1.380     Mujeres 1.122

098  Suicidio y lesiones autoinfligidas
    Total 3.569     Hombres 2.662     Mujeres 907

099 Agresiones (homicidio)
    Total 282.     Hombres 178     Mujeres 104

100  Eventos de intención no determinada
    Total 33.    Hombres 23     Mujeres 10

102  Otras causas externas y sus efectos tardíos
    Total 71.    Hombres 51     Mujeres 20


Si no tenéis nada mejor que hacer, entreteneos en obtener porcentajes, lo mismo alucináis en colorines. Pero no, claro, el ideario de Vox, eso de considerar todos los tipos de violencia, lo de investigar por qué en cualquiera de estas cifras el número de hombres supera con creces al de mujeres, y especialmente en el caso del suicidio, eso no le importa a nadie. Parece que las vidas de los hombres valen una mierda.

Y, por si queréis ver cómo trata el otro discurso a las aportaciones de Vox, aquí os dejo un enlace de la cadena Ser, que como todos los medios, siempre se ha caracterizado por su fidelidad informativa.
https://cadenaser.com/ser/2018/12/06/sociedad/1544082327_486388.html

sábado, 28 de abril de 2018

Al hilo de la manada y las otras manadas


AL HILO DE LA MANADA Y LAS OTRAS MANADAS

Nueve años por abuso sexual, mucho para los pocos que pedían la absolución, nada para el gigantesco rebaño que si hubiera podido habría pedido la crucifixión en la plaza pública pero que parece conformarse con veinticinco años de prisión. En medio, dos jueces que apoyan la hipótesis del abuso y otro que emite un voto particular y se muestra favorable a que no haya condena, aun siendo consciente de lo que eso iba a suponer en cuanto la opinión pública tuviera constancia de su acción. Y, como observadores en superficie, la mayoría de la sociedad con visiones más o menos parciales y siempre mediadas por el afecto y la identificación con una de las dos posturas.

La sentencia tiene más de trescientos folios y en el texto se detallan los hechos que se consideran probados, las versiones de cada una de las partes, las consideraciones que se llevan a cabo sobre todo esto, las razones jurídicas para tomar en cuenta esto sí y esto no, y el juicio del tribunal que condena a cada uno de los cinco miembros de la manada a nueve años de cárcel. No ha sido dictada en una noche de insomnio, sino tras realizar profundas investigaciones sobre hechos privados que sólo conocen cada una de las partes implicadas en ellos, y otros más públicos en los que intervienen ya funcionarios policiales. Se han recogido testimonios, se ha analizado su credibilidad y se ha llegado a una decisión que se puede recurrir por las vías legales establecidas, que llevarían a reconsiderar las investigaciones, la fundamentación jurídica de la decisión y la idoneidad de ésta, como ocurre con cualquier decisión judicial.

Los jueces han integrado todo un cuerpo de información recopilada durante dos años, han tenido acceso a los testimonios de quienes estuvieron allí, de quienes observaron lo ocurrido después, de todos aquellos a quienes los abogados de una y otra parte consideraban que podían arrojar alguna luz sobre lo sucedido, y han dictaminado que se dio abuso sexual y no violación. Y, cuando esto ha ocurrido, buena parte del pueblo se ha rasgado las vestiduras y ha arremetido contra quien tuvo la osadía de, en el ejercicio de sus funciones y siguiendo un procedimiento estructurado y orientado a que la justicia en la vía penal sea lo más justa posible intentando no dañar al falso culpable ni que se escape sin castigo el falso inocente, no ha decidido condenar a cárcel casi de por vida a esos cinco individuos que cometieron tamaña felonía. Y no digamos la que le está cayendo a aquel que, en consonancia con su interpretación de lo sucedido y también en el ejercicio de sus funciones, consideró que los acusados habían de ser absueltos.

Y es que creo que en esta situación se han dado dos juicios paralelos. Uno, el que se ha producido en el tribunal, del que hasta que no se demuestre otra cosa no tenemos razón para dudar de su ajuste a la ley, y otro el que ha tenido lugar en las calles, los periódicos, las emisoras y las microtertulias callejeras a las que somos tan aficionados. En el primero se han juzgado unos hechos, en el segundo lo impresentable de agredir sexualmente a una mujer entre cinco individuos que representan en el imaginario colectivo la encarnación del arquetipo del violador, lo miserable de forzar a tener sexo por todas las vías imaginables a una pobre muchachita sola e indefensa que había marchado a otra ciudad para divertirse y acabó siendo cazada por una manada de bestias inmundas que sólo pensaban en satisfacer con ella sus más bajos instintos. Los jueces se ocuparon de una situación concreta, que según sus datos se desarrolló de una manera concreta, y cuando en su labor buscaron la figura penal que mejor la describiera encontraron que se trataba de la de abuso sexual, y con matices dada la opinión del tercero. Buena parte del pueblo se ocupó de hacer pagar a esos cinco impresentables las culpas de todo un elenco de violadores pasados y futuros, utilizándolos como chivo expiatorio del miedo que todos tenemos que ataquen la catedral que es nuestro cuerpo o el de nuestras y nuestros seres queridos. Y, cuando los jueces han juzgado la situación específica, los agitadores del pueblo la han emprendido con ellos creyendo que matando al mensajero acaban con el problema.

El desacuerdo con los dictámenes de los tribunales se expresa recurriendo sus sentencias ante la autoridad judicial competente y no atacando a los jueces o magistrados. El desacuerdo con las leyes se expresa pidiendo a los partidos políticos que las elaboran que procedan a su modificación, y no amenazando a tal o cual cargo elegido democráticamente con el fin de acojonarlo y que ceda ante nuestras reivindicaciones. Porque ni jueces ni políticos son una panda de enviados del demonio que han llegado al mundo para jodernos la vida, sino miembros de la comunidad que intentan hacer un trabajo como cualquiera de nosotros y hacerlo de la forma más beneficiosa para la comunidad que se puede. Pero si los atemorizamos serán susceptibles a la influencia de aquellos que no buscan precisamente el bien común y entonces el perjuicio será para el pueblo, para todos y cada uno de nosotros. Es muy fácil culpar a quien decide, y muy difícil tomar la decisión.

Es difícil ser funcionario público, en general es difícil prestar cualquier servicio público. Las más de las veces la búsqueda del bien común implica algún perjuicio particular. Escuchar sólo el testimonio de la denunciante en el caso de la manada llevaría a condenar a veinticinco años de cárcel a cada uno de sus agresores y a que ella percibiera una cuantiosa indemnización que podría arreglarle las cuentas para buena parte de su vida si la administrase con mesura. Escuchar sólo el testimonio de los denunciados llevaría a su absolución y podría abrir la vía a que fuesen ellos quienes denunciasen a la ahora denunciante por perjurio. Escuchar los dos testimonios ha llevado a la salomónica decisión de nueve años de cárcel para cada uno y una menor indemnización para la denunciada. Cualquiera de las decisiones habría sido cuestionada y ambos testimonios tienen puntos oscuros que hacen dudar de su completa veracidad. Si a esto añadimos que en España cada ciudadano es un juez sin oposición y que nos permitimos opinar a la ligera sobre cuestiones tan trascedentes con información sesgada o falta de información la cosa se complica aún más, y mira que es difícil. Pero es que no sólo son estos jueces, tenemos el caso del magistrado del Tribunal Supremo Pablo Llarena que ha tenido la osadía de aplicar el ordenamiento jurídico en el caso del independentismo catalán y cuya esposa afirma que no puede andar tranquila por la calle. Llarena, número uno de su promoción e hijo de jueces, ha recibido un buen número de amenazas.

Otro caso significado, y fuera del ámbito político, es el del árbitro que pitó el controvertido penalti que dio la clasificación al Real Madrid en cuartos de final de la Champions League ante la Juventus de Turin. Michael Oliver denunció ante la justicia de su país el haber recibido mensajes con amenazas de muerte hacia su mujer después de ese partido. También en este caso, al igual que ocurre con el juicio de la manada, dependiendo del apasionamiento con que se vean las imágenes uno piensa que fue o no fue penalti. Pero la diferencia entre Oliver y los jueces es que éstos han contado con todo tipo de análisis y han tenido todo el tiempo del mundo para decidir. Y, por supuesto, que un penalti por mucho dinero que suponga es algo irrelevante si lo comparamos con el atentado a la dignidad e integridad que supone una agresión sexual.

Ahora nuestro mundo está viralizado, todo lo que ocurre aparece rápidamente en las redes sociales y poder lanzar al mundo nuestras opiniones de modo instantáneo es cada vez más común. Ser activista ahora es mucho más sencillo que en el siglo XX, y organizarse vía facebook, twitter o whatsapp facilísimo, como bien saben los lobbys que dirigen de modo invisible buena parte de nuestros destinos. Si a ello unimos que los medios de comunicación no gozan de imparcialidad porque se deben a sus anunciantes y audiencia, y que se nos ha impuesto un discurso dominante que impide de facto la expresión de opiniones contrarias a la tiranía de lo políticamente correcto, podemos entender fácilmente la presión a la que sometemos a quien ha de actuar con imparcialidad en nuestras vidas. Maestros que temen a los padres si suspenden al niño, policías que miran para otro lado cuando tendrían que velar por nuestra seguridad porque saben que si actúan pueden ser sancionados por cumplir con un deber que poco tiene que ver con la ideología dominante, médicos que ejercen una medicina defensiva basada en pruebas, jueces que se ven presionados para fallar a favor de lo que las masas quieren y no al ordenamiento jurídico, no son lo mejor para el bien común. Y es que esta sociedad antisistema, anárquica y egocéntrica que socava sus cimientos y las estructuras que creó para asegurar la convivencia al final nos aliena a todos.

Podemos opinar lo que nos dé la gana sobre el penalti, sobre la independencia de Cataluña, sobre si el hombre llegó o no a la luna, o sobre si el big bang fue o no el origen del universo. Pero si atemorizamos a quien tiene que defendernos lo más posible es que mire primero por su culo que por el nuestro. Y, mientras, quien realmente dirige los hilos de todo esto está riéndose cómodamente de todos nosotros, enriqueciéndose segundo a segundo mientras el pueblo se empobrece, pagando por un sexo vacío y recocijándose en el sufrimiento que genera su bienestar. Pero ese pequeño grupo es invisible, intocable e inaprensible.

sábado, 17 de marzo de 2018

El feminismo nos libera. ¡Loor al feminismo!

Somos testigos de un momento histórico: La victoria del feminismo, su posicionamiento como movimiento social predominante en la sociedad del siglo XXI, identificándolo como sinónimo de igualdad, El patriarcado, antaño imperante en las vidas de nuestros antepasados, es ya un recuerdo y no sólo el derecho al voto sino la brecha salarial y los techos de cristal, últimos rescoldos de la dominación de los hombres sobre las mujeres por el mero hecho de serlo unos y otros, no tardarán en ser un mal recuerdo que será eliminado de nuestro recuerdo o tal vez mantenido en memoria para que no se vuelvan a cometer tan grandes tropelías.
Hombres y mujeres hemos de caminar juntos, pero al igual que sucedió en las manifestaciones feministas e igualitarias que se prodigaron por toda la geografía española o en las películas de superheroínas de Hollywood que no hacen otra cosa que vengar un agravio histórico reduciendo a la nada a Superman, Ironman, Luke Skywalker o 007, ellas han de ir un paso por delante porque así ha de ser, porque eso dictan las reglas de la igualdad, porque han de ser compensadas por toda esa discriminación que padecieron con el devenir de los siglos desde que el arado impuso un modelo de vida y las ató para siempre-hasta ahora a depender de un hombre por el mero hecho de ser mujeres.
“Ante la duda tú la viuda”, dice un aserto popular. Se admite con la mayor normalidad del mundo que un inocente vaya a la cárcel si con ello se evita el asesinato
o de una mujer a manos de su pareja, se nos ha educado a creer que en caso de conflicto entre hombre y mujer es ella quien defiende los derechos legítimos y él quien intenta pisotearlos, que no se pega a las mujeres pero no se dice nada de pegar o asesinar a los hombres, que las mujeres son siempre la parte agredida mientras la sociedad en su conjunto se rasga las vestiduras ante lo ocurrido con el pescaíto o ignora la reciente agresión de dos niñas adolescentes a un compañero de clase con síndrome de Asperger, como ignora también las desorbitadas tasas de suicido masculino en relación al femenino porque, no lo olvidemos, el hombre ha de ser siempre el agresor hasta de sí mismo.
El feminismo nos ha abierto los ojos en muchas cosas, haciéndonos conscientes de la desigualdad que existe entre hombres y mujeres, pero ha cometido el craso error de creer que esa desigualdad es unilateral y siempre en el mismo sentido. Y el feminismo radical actual, al que en el lenguaje popular se ha identificado con la expresión feminazi que aunque no les guste está tomando arraigo entre las gentes de a pie, hombres y mujeres, ha conseguido invisibilizarnos a los hombres, convencer a políticos y medios de comunicación, que a su vez tienen el triste don de gozar de credibilidad absoluta (el típico dicho de “es cierto, lo dijo el telediario”) de que esto que ya no lo es y tal vez nunca lo fuera sigue siendo un patriarcado y de que el hombre es una especie a extinguir. Nos ha abierto los ojos y nos hemos dado cuenta de que la relación con nuestras mujeres tiene más de comercial que de afectivo, y más que replantearnos nuestra propia masculinidad que es por definición indefinible e irreductible, puede y debería llevarnos a replantearnos por qué y para qué estar con quien dice querernos pero en realidad nos convierte en instrumentos para su supervivencia y la de sus hijos, exactamente lo mismo que el feminismo hace con nosotros en sus manifestaciones. Hombres sí, pero ahí atrás, haced bulto, defendednos de las agresiones, que se os vea elemento decorativo, pero respetad nuestra libertad.
Así que ha llegado también el momento en que reivindiquemos el derecho a nuestra libertad y para ello nos liberemos de las ataduras que ellas nos han impuesto, de los engaños del feminazismo, de lo que queda de un patriarcado más matrilineal que otra cosa, de esa dependencia absurda y de creernos don Quijote porque, por muy romántico que sea, eso no nos lleva a ningún lado y Dulcinea vive muy bien ignorándonos y, lo que es mejor, no la necesitamos para nada. Si el movimiento de liberación de la mujer de los años sesenta y setenta del siglo pasado liberó el tiempo de nuestros padres y les permitió disfrutar de tiempo de ocio, el feminazismo actual nos va a liberar de la dominación que secularmente las mujeres han ejercido de forma sibilina sobre nuestros antepasados y sobre nosotros mismos. Y las feminazis, con toda su parafernalia, los harán libres del mayor yugo que durante miles de años nuestros antepasados llevaron con dignidad e ignorancia. ¡Loor a las feminazis!


sábado, 3 de marzo de 2018

Todos necesitamos un 8-M


El colectivo que convoca la huelga feminista del proximo dia 8 dice ¡Basta!

Basta de agresiones, humillaciones, marginaciones o exclusiones. Basta de escuchar “yo no pego a mujeres”, de centrar el punto de mira en la violencia contra las mujeres obviando otros tipos de violencia, de reclamar que no se ejerzan agresiones contra mujeres y niñas, de olvidar que el sexo masculino tambien sufre agresiones y que la mayor parte de las muertes violentas y de las agresiones fisicas no se producen contra mujeres. Como hombre yo tambien quiero que se reconozca mi derecho a vivir en paz y tranquilidad, a no ser agredido ni humillado, ni considerado un maltratador por razon de mi sexo.

Basta de violencias hembristas, cotidianas e invisibilizadas que vivimos los hombres cualquiera que sea nuestra edad y condicion. Basta de tener que ser accesibles sexualmente a todas las mujeres que asi lo quieran, de que se nos eduque en ser esclavos del sexo, que tengamos que estar siempre dispuestos a darles placer, a hacerlas disfrutar, basta de condicionamientos que desde la infancia nos adiestran para no decir que no cuando ellas lo desean y si a recibir su negativa. Queremos ser libres para poder vivir con independencia sin ser sometidos a la dominacion que ellas ejercen condicionando y alimentando nuestro deseo. Basta de mostrarnos en los medios como maltratadores, agresores sexuales y seres violentos, la inmensa mayoria ni lo somos ni lo seremos. Queremos vivir nuestro deseo sexual sin trabas, imposiciones ni obligaciones.

Basta de opresion por nuestras opciones sexuales. Podemos y debemos ser lo que queramos, lo que nos impongan. El que quiera ser hetero que lo sea, el que gay tambien y el que elija cualquier otra opcion es bienvenido. Pero igual que no queremos tener menos derechos por ser hombres, tampoco lo queremos por ser heterosexuales que, hoy por hoy, parece seguir siendo la opcion predominante.

Nosotros tambien somos necesarios para la reproduccion de la vida. Tambien ejercemos tareas de cuidado y tambien realizamos actividades domesticas que no se nos reconocen ni se nos remuneran, queremos que se valore nuestro trabajo, tanto el que recibe una retribucion economica como el que no, y no ser los aprovisionadores de nuestra familia por el hecho de ser hombres, queremos que la funcion de proveer a nuestro grupo de convivencia recaiga sobre los dos por igual, y que las estadisticas analicen realmente a que dedicamos el tiempo unos y otros. Queremos disfrutar de libertad de movimientos, no estar encasillados en ir del trabajo a casa y de casa al trabajo, que nuestras parejas no se gasten el dinero fruto de nuestro trabajo como nosotros no nos gastamos el suyo, y una convivencia mas equilibrada y sana para todos. Basta ya de que no se reconozca lo que aportamos fuera del trabajo remunerado.

Reivindicamos una sociedad libre de opresion por razon de sexo, hacia hombres y hacia mujeres. El cese de las mal llamadas politicas de igualdad que solo generan mas division entre hombres y mujeres, la manipulacion informativa que lleva a mostrarnos como agresores y a las mujeres como agredidas cuando la gran mayoria de unos y otras lo unico que queremos es vivir una vida sin mentiras y en paz, la mordaza que nos impide expresarnos porque rapidamente se nos tacha de micromachistas, machistas o patriarcales y con eso justifican su dominacion.

No creemos que cobremos mas que las mujeres por el mismo trabajo, y por eso no vamos a apoyar esa reivindicacion. Pero si creemos en la mayor retribucion de la peligrosidad, la nocturnidad, el mayor numero de horas y otros factores que parecen no querer ser estudiados porque algunos colectivos siguen anclados en epocas arcaicas en las que la division del trabajo era muy diferente.

Los hombres tambien tenemos precariedad laboral, tambien vamos al paro, tambien firmamos contratos basura para poder continuar en el mundo laboral. Tambien hacemos chaperones no regulados para conseguir mas ingresos para nosotros y nuestro grupo de convivencia y asumimos los riesgos para nuestra integridad que eso conlleva. Tambien nosotros queremos que no haya discriminacion salarial, hacer menos horas y asumir trabajos menos peligrosos y para ello esperamos que nuestras mujeres se atrevan a asumir esas labores, al mismo tiempo que deseamos poder irnos incorporando a tareas que anteriormente nos estaban vedadas por razon de nuestro sexo.

Queremos que el fruto de nuestro trabajo sea nuestro y tener el derecho a poder elegir con quien compartirlo. Que no se nos obligue a que quien ya no este con nosotros siga beneficiandose de ello, que la sobrevaloracion de las tareas no remuneradas que infravalora las nuestras no sea esgrimida como excusa para que se nos quite el fruto de nuestro esfuerzo para darselo a la mujer que convivio con nosotros. Queremos poder tener acceso a nuestros hijos en las mismas condiciones que su madre y no tener que pagar un alquiler por ellos, que no se nos considere empresarios de nuestra propia casa y que se entienda que si elegimos libremente vivir con alguien podemos tambien elegir libremente dejar de hacerlo sin por ello tener que pagar un canon vitalicio, sea del tipo que sea.

Exigimos la despatologizacion de nuestras vidas. Que no se nos considere violentos, criminales o asesinos solo porque una pequeña proporcion lo fueron, que se entienda que no todos somos violentos. Y que en la educacion no se imponga una igualdad basada en el feminismo, porque esa denominacion ya introduce un sesgo desigualitario.

Exigimos que la educacion se desideologice y nuestros hijos reciban conocimientos cientificos solidamente probados y basados en estudios libres de intereses y alejados de ideologias. Que los valores que se les enseñen sean universales y no primen a un sexo sobre el otro, y que se elimine la perspectiva de genero de su educacion por ser claramente ideologica y generadora de desunion, abusos y rencores.